Comodities, capital y tecnología
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La vieja historia de Latinoamérica
Dos Supays, diablos del inframundo, posando cerca de una refinería de gas en el altiplano boliviano Imagen by Demian Schopf (c) (( Demian Schopf, Artishock revista de arte contemporáneo ))
bservar la historia de Latinoamérica con una mirada antropológica nos permite acercarnos a acontecimientos que difícilmente podrían plantearse desde la historia tradicional. La causa de esto es que la mayor parte de los hechos históricos acaecidos en nuestro continente en los últimos quinientos años sucedieron en el seno de sociedades no europeas y fueron protagonizados por indígenas cuyas intencionalidades, formas de pensar y actuar son bastante extrañas para el pensamiento de un historiador sin preparación en antropología.
Esto, sumado al hecho de que la mayoría de las fuentes y documentos que contamos para investigar nuestra historia fueron escritos por europeos o con un pensamiento colonial que aplicaba los valores europeos, hace muy difícil reconstruir e interpretar muchos hechos sucedidos en latinoamérica sin la ayuda de herramientas de investigacion especializadas como las que la antropología aporta.
Creemos pues que puede ser muy positivo reflexionar sobre las relaciones entre los campos de investigación de la Ciencia Histórica y la Antropología en Latinoamérica. Tratar estos tres conceptos por separado a la vez que en relación nos llevará en algunos casos más cerca de la filosofía de las ciencias o de la ciencia política que del relato de hechos puntuales. Pero creemos que es necesario meditar sobre nuestras herramientas epistemológicas si queremos tener una visión objetiva y más completa de la Historia de Latinoamérica pues nos guía el convencimiento de que escribir una historia que no soslaye gran parte de nuestra sociedad o escamotee largos períodos de tiempo requiere revisar el instrumento de conocimiento.
Pongamos un primer ejemplo, ayer, literalmente, dos gobiernos latinoamericanos -el de Argentina y el de Bolivia- expropiaron sendas compañías “de bandera” de España, Repsol-YPF y TDE. El hecho tuvo trascendencia más allá de los tres países implicados y ciertamente incluye no solo a Europa y Latinoamérica sino a compañías de Estados Unidos y China que ahora tienen más opciones de entrar en el negocio, sin contar con la atenta mirada del club de productores de petróleo.
La pregunta es ¿Es esto historia? ¿Es historia lo que todavía no acaba de suceder? Sin duda sucedió ayer que es el pasado y ya hay una gran cantidad de fuentes escritas, registros multimedia y comentarios en las redes sociales on line. Tal vez haya más volumen de datos de este hecho que sobre otros muchos en los que llevamos años investigando, sin contar con el acceso instantáneo a través de Google.
Es muy probable que dada la cercanía temporal de estos hechos carezcamos de la perspectiva necesaria para lograr una visión de conjunto y desapegarnos emocionalmente, pero lo que sí podemos hacer es relacionarlos con situaciones históricas de mayor profundidad temporal que se vinculan a ellos, que los pondrían en contexto y que, tal vez, los explicarían. Eso es lo que queremos decir con el slogan “Si conoces tu historia sabrás a donde vas” que no es nuestro por cierto sino de ese gran pensador latinoamericano, Bob Marley. ((En su canción Bufalo Soldier lo dice explícitamente aunque está en toda su obra.))
Este es precisamente uno de los puntos que me interesa trabajar en este blog, la vinculación de hechos contemporáneos con situaciones de largo recorrido, lo que nos llevará a trabajar sobre todo con el enlace, el vínculo, el link. No es algo nuevo pues hay ya varios estudios sobre instituciones persistentes en América Latina, las cuales investigan estructuras sociales y económicas, instituciones o empresas que han pervivido durante centurias, en algunos casos desde tiempos precolombinos, sobreviviendo a la colonia y la convulsa etapa de la independencia y que afloran hoy en la política y la economía de este viejo continente.
Valga solo un ejemplo pero hay más. La Mit’a es un sistema de explotación de recursos económicos, distribución de exedentes y gestión de poder político de larga tradición andina sistematizada por los últimos gobiernos inkas, conectada con la economía europea por los primeros gobiernos españoles de la colonia, aggiornada por los revolucionarios de la independencia a las nacientes republicas post-coloniales y retocada finalmente tras las reformas agrarias del desarrollismo militar de la segunda mitad del siglo XX. Tras largos años, sigue viva y sus vinculaciones con el actual poder en Bolivia estan por investigar ((
Basta con introducir en Google “mit’a Evo Morales” para ver las vinculaciones del poder con la vieja institución andina, no obstante también pueden verse interesantes estudios etno-históricos sobre todo de autores estadounidenses,
Véase John Murra, “ Las sociedades andinas antes de 1532” en “América Latina en la época colonial”. Ed. Critica. España. 1990. pg. 55 y ss.
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Cuando vemos la historia de la relación entre Latinoamérica y Europa -que no es toda la historia de ambas pero que es relevante para ambas- vemos un escenario donde los actores juegan a ver quien hace mejores negocios entre tenedores de comodities por el lado latinoamericano y gestores de capital y tecnología por el europeo. Todo ello en un contexto de conspiraciones, guerras, alianzas y discursos de amor-odio. Un juego que lleva ya quinientos años y que parece no haber terminado, aunque ahora la globalización amplíe el campo y los participantes sean también chinos, norteamericanos e iraníes.
Es relativamente fácil ver este escenario de interrelaciones en temas del siglo XXI o incluso del siglo XX, pero cuanto más nos remontamos al pasado más dificil se hace, y no es por la carencia de documentos sino por los prejuicos con que nos acercamos a éstos. Aceptamos por ejemplo que Miranda, San Martín o Bolívar hayan diseñado planes estratégicos desde Europa para liberar el continente pero no que lo hayan hecho antes líderes políticos inkas o guaraníes a partir del siglo XV.
Hubo embajadores guaraníes en Europa a principios del siglo XVI concertando acuerdos para la explotación de palo brasil. Hubo ciertamente relaciones diplomáticas del más alto nivel entre el Imperio Inka y el Español, y conocemos como fue la negociación entre el Inka Manko y el Emperador Carlos V en torno al Potosí, a mediados del siglo XVI. Miembros de la élite inka poseían propiedades en España, donde vivieron intelectuales andinos que informaban del acontecer político europeo a sus parientes en Perú a través de quienes llegaban noticias tales como la amenaza del del imperio turco o el poder financiero de la banca alemana.
El gobierno de España tuvo mucho cuidado de prohibir la impresión en las indias de los escritos de intelectuales inkas radicados en Europa, para que no fueran leídos por los nativos. Su difusión tuvo que esperar al siglo XIX. Una de las preocupaciones del libertador San Martín y otros revolucionarios latinoamericanos radicados en Europa fue imprimir por ejemplo los “Comentarios Reales” del inka Garci Lasso.
El Inka Garci Lasso de la Vega Yupanki, fue historiador y militar, nació en Cusco en 1539 perteneciente a la panaka o casa noble de los Yupanky por parte de madre, su padre era de Badajoz y fue funcionario colonial. Se educó en la universidad inka del Cusco donde fue instruído por los amautas o profesores inkas de quienes aprendió la historia oficial del imperio y la economía andina, sabía leer los kipus y estaba emparentado con políticos y ricos hacendados del Tawantinsuyu. En 1560 a los veintiún años viajó a Madrid con la bendición del soberano Sayri Túpak. “Yo fuí en nombre de mi madre -relata- a pedirle licencia, le besé las manos y le dí mi recaudo…a la despedida le hice mi adoración”. En Europa se formó como militar participando en acciones en España e Italia. Siempre mantuvo correspondencia con sus amigos y familiares en los andes pues formaba parte de una red de nobles inkas que poseían propiedades a ambos lados del atlántico. Algunos como la Palla o princesa Leonor Yupanky que era prima suya viajaban a Europa para gestionar su patrimonio o defender sus prerrogativas frente a la corona española. Publicó obras más “europeas” como la traduccion de los textos filosóficos de León Hebreo, a quien conoció en Italia. Pero sus dos obras más vinculadas a Latinoamérica fueron “Los comentarios reales” y la “Florida del Inca”, los cuales en los siglos XVIII y XIX podían ser leídos en Europa, pero estaban prohibidos en América. No eran textos revolucionarios, eran simplemente Historia del Tawantinsuyu pero no es extraña su prohibición teniendo en cuenta los levantamientos masivos contra el gobierno colonial que se produjeron en 1780 y que fueron coordinados por uno de sus descendientes, Jose Condorcanqui Noguera, Tupak Amaru II. Esos textos van a ser inspiración de las posturas de muchos revolucionarios de la independencia de hispanoamérica que promovían una restauración inka apareciendo los ecos de sus libros en las canciones de la época, por ejemplo en el himno nacional argentino: “Se conmueven del Inca las tumbas, y en sus huesos revive el ardor, lo que ve renovando a sus hijos, de la Patria el antiguo esplendor”. ((
Véase Max Hernandez, Memoria del bien perdido. Ed. Sociedad Estatal Quinto Centenario. Madrid. 1992 ))
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echos como estos están registrados en documentos históricos. El problema no es que cueste mucho encontrarlos o interpretarlos debajo del lógico etnocentrismo con que fueron escritos. El problema es que esa información una vez obtenida no se incorpora a nuestra historia. Una historia en la cual se sigue sosteniendo que el último inka fue Atawallpa y que el Tawantinsuyu con sus doce millones de habitantes cayó en pocos meses a manos de algunos pocos conquistadores.
Esta situación también es válida si observamos la historia de las sociedades de las tierras bajas. Es poco frecuente encontrar historiadores que tengan en cuenta que a la llegada de los europeos, los guaraníes tenían un plan estratégico de unificación que incluía la construcción de un estado pan-guarani conectado a las sociedades estatales andinas y que por ello conocían tan bien las rutas que unían la costa del Brasil y la frontera del Tawantinsuyu. Y que ese plan se concretó a través de la alianza con los “españoles taraguí” por un lado y con la Orden Jesuita por otro, hasta que fuera finalmente neutralizado por la alianza entre la corona portuguesa y española en las llamadas “Guerras Guaraníticas” de 1750. Abundan los documentos que ponen en evidencia estos hechos y aunque es un tema aceptado y debatido por antropólogos y etno-historiadores (( Por ejemplo Pierre Clastres, Hèlene Clastres, Bartomeu Meliá, León Cadogan entre otros)) fuera estos círculos especializados no se profundiza mucho en ellos.
Ideas tan arraigadas en nuestra historia como la de Confederación por ejemplo no surgieron en el período de la independencia por arte de magia o gracias a lecturas de algunos intelectuales nativos educados en Europa, por el contrario se forjaron en tierra americana, generación tras generación.
Ya en 1536 la invasión de la flota española al mando de Pedro de Mendoza fue neutralizada por una confederación de guaraníes de Corrientes, charrúas de Entre Ríos, chaná-timbúes de Santa Fé y querandies de Buenos Aires. Eran 23.000 efectivos organizados militarmente y bajo un mandato político claro. La consecuencia de esa acción fue la neutralización de la mayor flota española enviada hasta ese momento a América y la corona española tardó casi 50 años en intentar de nuevo el control del Río de la Plata. (( Diferentes testigos coinciden en describir la alianza, la actitud y la cantidad de efectivos implicados, Véase por ejemplo en fuentes clásicas como Ulrich Schmidl “Viaje al Río de la Plata y el Paraguay“, Editorial Biblioteca Virtual Universal ))
Trescientos años después. ¿Es de extrañar que estas mismas cuatro provincias confederadas firmen el Pacto Federal en 1831 el cual sentó las bases de la Confederación Argentina? Aunque mucho había cambiado la sociedad en ese tiempo que de india había pasado a ser mestiza, tanto en objetivos, como en métodos y ámbito de actuación hay una evidente continuidad entre ambos hechos.
[box] Confederados del Río de la Plata. A la izquierda guerreros indígenas en los siglos XVII y XVIII. El Ñandú (Avestruz sudamericano) era la divinidad charrúa que representaba la libertad y la velocidad por eso engalanaban sus caballos con sus plumas. Los federales entrerrianos también lo adoptaron como tótem. Dice una canción popular entrerriana: “…soy entrerriano, mande nomás. Soy del Supremo, pluma`e ñandú, bien federal”. A la derecha caballería federal del Supremo Entrerriano Pancho Ramírez posando en la actualidad con uniformes del siglo XIX. ((Fuentes: La ilustración de los pampas pertenece al libro de Ron Poulter. Sabres across the Pampa : the Argentinian Indian Wars, la foto de los gauchos federales pertenece al blog de “El Gaucho Guacho“, la canción a la que hacemos referencia es un chamamé del folklorista entrerriano Don Linares Cardozo “Entrerriano” interpretado por los hermanos cuesta. ))
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on líneas de pensamiento y acción que aparecen una y otra vez en nuestra historia. La misma palabra “confederación” es una traducción de la que usaban los líderes políticos indígenas ya en el siglo XVI en sus deliberaciones. Confederados iban los charrúas de Entre Ríos con los guaraníes de Yapeyú a enfrentarse al ejército lusitano en 1750 y confederados los seguidores de Artigas y Pancho Ramírez en la “Liga Federal” que unió a indios, negros y criollos en 1815.
Sin embargo y salvo círculos muy reducidos de investigadores es difícil acceder a información sobre estos hechos. He aquí pues un segundo propósito de este blog, colaborar en la identificación e interpretación de hechos que tradicionalmente la Historia de Latinoamérica a relegado a un papel secundario.
Próxima entrada: Mundos sobre mundos. La escritura como fuente de conocimiento y control
“…y sobre la barranca del propio río vieron enarbolada una cruz con una letra que decía: al pie cartas; donde cavando hallaron una botijuela en que estaba una carta muy larga del general Domingo de Irala, avisando a la gente de España de todo lo que se ofrecía, y de los inconvenientes que había de que guardarse; de los indios de quienes se podía fiar, y de quienes se habían de guardar…”
“…la historia de latinoamérica ha forzado un reinicio en el continuum histórico, un verdadero reset, impuesto a partir de la llegada de la memoria escrita. Es como si antes de la invasión europea no solo no hubiera habido escritura,sino que tampoco hubiera habido historia”. —-> Seguir leyendo
Notas bibliogáficas