Leonor Yupanki. Política inka en el Río de la Plata

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Chukisaka, capital del Reyno Charka. 1570.

Gran parte del poder económico que sostenía el Imperio Inka provenía de la provincia del Kollasuyu, ubicada en la actual Bolivia y norte de Argentina y Chile, y que era considerado el granero del imperio. A principios del siglo XVI su riqueza se basaba en la implementación por parte de la élite gobernante de un sistema de explotación de los recursos mineros, agrícolas y ganaderos que los propios inkas habían diseñado basandose en una larga tradición andina de reciprocidad.

[box]  Angelina Kusi Rimay, una de las pallas del Cusco, prometida de Atawallpa. ((Fuente: Revista virtual de Arte y Cultura Atoqsaycuchi. Perú. Corresponde al lienzo de la Iglesia de la Compañía de Jesús del siglo XVII, en Cusco. Perú. (Imagen de Dominio Publico, copyright expirado) ))[/box]

Este poderoso dispositivo económico, núcleo de la riqueza inka y de sus aliados regionales se llamaba Mit’a  y su control fue la causa del enfrentamiento entre los diversos grupos de poder enfrentados durante los últimos años del imperio, grupos entre los cuales debemos incluir a las diversas casas nobles o panakas inkas, a los grandes señores étnicos de los reinos aliados a los inkas como charkas,  qaraqaras y tukmas y a partidos españoles tales como los almagristas, pizarristas y la propia corona.

La Mit’a era una compleja estructura economico social que permitía gestionar amplios recursos humanos e infraestructuras para la acumulación y redistribución de excedentes provenientes de la explotación minera, agricola y ganadera a gran escala.

La escencia de la Mit’a sin embargo era de carácter político, dado que gracias a la redistribución de excedentes  a través de un complejo sistema logístico estatal la élite inka y sus aliados regionales podían controlar la complejidad de un imperio  multiétnico de entre 12 y 15 millones de contribuyentes distribuidos en un inmenso territorio de 4 millones de kilómetros cuadrados a princiios del siglo XVI. En comparación, en la misma época la península ibérica  (Portugal y España) estaba habitada por 6 millones de personas ((http://es.wikipedia.org/wiki/Evoluci%C3%B3n_de_la_poblaci%C3%B3n_espa%C3%B1ola_en_la_%C3%A9poca_precensal)) , las islas británicas 5 millones, o el magreb islámico 5,5 millones. ((http://es.wikipedia.org/wiki/Poblaci%C3%B3n_en_la_Edad_Media))

En aquel momento la maskaipacha o corona inkaica era muy poderosa y se contaba entre las principales fortunas del planeta. Por ejemplo en 1533 el inka Atawallpa que si bien nunca llegó a conformar gobierno  era muy rico, pagó a sus secuestradores al mando de Francisco Pizarro la suma de 971.125 pesos de oro, cuyo valor a día de hoy se ha calculado en 343  millones de dólares (261 millones de euros). ((Según los historiadores peruanos  Raúl Porras Berrenechea Reynaldo Moya espinosa. Para saber mas véase “La Conquista en Piura” , capítulo 9. Por su parte el historiador estadounidense William Prescott quien hizo el cálculo 1840, concluyó que fueron  15 millones de dólares de la época, lo que en la actualidad serían 270 millones de dólares, y en euros teniendo en cuenta la paridad 1 € =  1,3 U$A serían 206 millones. “Historia de la Conquista del Perú” William Prescott. Ed. Raimundo de Rivera. Madrid. 1848. Versión digital en Google Books. .))

Por su parte Manko Kapak que sí conformó gobierno y por lo tanto tuvo pleno acceso a los recursos estatales, también va a ser secuestrado en este caso  por Gonzalo Pizarro en 1534. El rescate que paga el gobierno inka y sus aliados regionales para su liberación es incluso aún mayor que el de su enemigo Atawallpa, pues asciende a 2 millones en oro, el propio Manko en el momento del pago les dice a sus secuestradores:

SeñoresMuchos días há que me haçéis gran desaguisado en tratarme de la manera que me tratáis, no os habiendo yo dado ocassión para ello, en especial habiéndolo hecho tan bien con vosotros en dexaros entrar en mi tierra y traeros en tanta honra y aparato a mi pueblo y ca sa, y daros con tanta voluntad lo que en mi tierra y cassa-tenía; lo qual, si vosotros queréis juzgar.lo, no ffué tan poco que no fueron más de dos millones de oro e plata, que yo sé que vuestro rrey no los tiene juntos” ((Escrito por el propio inka Titu Kusi Yupanki, hijo de Manko,en sus memoria escritas desde el estado inka rebelde de Willka Pampa, ultimo reducto independiente a la colonia española y que perduró hasta fines del siglo XVI, vease “Instrucción del Inca Don Diego de Castro Titu Cusi Yupanqui al Licenciado don Lope García de Castro” An Electronic Edition, editada por Early Américas Digital Archive (Copyright 2002) basada en Relación de la Conquista del Perú y hechos del Inca Manco II. Ed. Horacio H. Urteaga, Collección de Libros y Documentos relativos a la Historia del Perú, t. II. Lima: Imprenta y Librería San Martí y Compañía,))

Tal vez el inka Manko no estuviera muy lejos de la verdad al decir que el emperador Carlos V no tenía esa cantidad de oro a su disposición para pagar un rescate. Tengamos en cuenta que en 1540 por ejemplo la renta total de España fue de 1.159.923 ducados, de los cuales la mayor partida fue la correspondiente al “Tesoro de las Indias” con 282.000 ducados, seguidos de los impuestos ordinarios 268.000 y los eclesiásticos, 166.667. En 1543 diez años después de las palabras de Manko las partidas provenientes de México y Perú se incrementaron hasta llegar a los dos tercios de la renta total del imperio español, segun registros de hacienda.   ((Hugh Thomas, “El Imperio Español”. Capítulo 34. “Las Indias financian Europa” pg. 418.Ed. Planeta. Madrid. 2010.))

Aunque ambos rescates fueron algo puntual son indicadores de que el sistema económico andino era muy potente y podía permitirse pagar esas cantidades teniendo en cuenta que se hallaba en medio de una guerra interna fraticida y en plena emergencia sanitaria en el norte  del imperio por contaminación con los nuevos virus provenientes de europa que bajaban lentamente desde el caribe, cuyas víctimas se contaban por miles.

Ahora bien, si miramos quienes fueron los que financiaron el pago de los rescates nos encontraremos con que son los mismos actores que gestionaban el estado, es decir, las casas nobles inkas -las llamadas Panakas reales- y los diversos señores étnicos que a través de alianzas formaban gobierno en los reinos y señoríos integrados al imperio los cuales colaboraban en la administración del estado a nivel regional.

[box] Pizarro se postra frente a Atawallpa en Cajamarca. Dibujo de Huaman Poma, 1556-1644[/box]

En la zona del Kolla Suyu que nos ocupa los reinos más importantes en la firme alianza con el Cusco eran los Qaraqara, señores mineros y hacendados del Potosí, los Chichas, del sur Boliviano y norte argentino, que eran estrategas y militares y defendían la frontera con los guaraníes y los Tukma en la actual provincia de Tucumán en Argentina que servían de barrera entre los ataques guaraníes desde fuera y los rebeldes Diaguitas de dentro del imperio.

Estos y otros muchos señores étnicos eran también ricos hacendados, dueños en su conjunto de inmensas tierras cultivadas (maíz, papa, quinua) y cientos de miles de cabezas de ganado (camélidos) asi como los recursos humanos para su explotación, puestos al servicio del imperio a través de un complejo entramado de alianzas y reconocimientos con el gobierno del Cusco que luego van a continuar durante la colonia.

Es muy importantes destacar que estos señores étnicos no pierden el poder luego de la invasión europea, aunque hubo cambios paulatinos ellos van a continuar haciendo política, no solo porque eran imprescindibles para la admistración del incipiente estado colonial sino porque además ellos no querían ceder el poder e hicieron todo lo posible para mantenerlo.

Es conocida por ejemplo una cédula enviada en 1617 al rey de España por Don Fernando Ayra de Arriutu  dirigente  Qaraqara de la zona de Copoata, actual Potosí, para probar los méritos de su gobierno y el de sus antepasados al frente del reino Qaraqara así como los acuerdos realizados desde el año 1471 bajo el gobierno de Tupak Yupanki. El objetivo de Ayra es mantener su capacidad de gestión de los recursos en la ciudad de Copoata y su zona de influencia gobernada durante generaciones por su familia, por lo que va describiendo su méritos durante 150 años, en dones y acciones de gobierno durante el período inka y en  pesos contantes y sonantes a partir de la instauración de la colonia. ((Probanza de Don Fernando de Ariutu, cacique y gobernador de Pocoata. Archivo General de Indias. Charcas 56. 1639. Publicado por Tristán Platt y otros en “Qaraqara-Charka. Instituto Frances de Estudios Andinos. Plural Editor))

Según su relato, refrendado por el presidente de la Audiencia Real de la ciudad de Charkas (actual ciudad de Sucre, Bolivia) hacia 1480 gobernaba el reino Qaraqara Ango Tutunpi Ayra Canche quien envió como enbajador al Cusco un familiar de Ayra,  Ariutu Localarama para dar “obediencia al inga” de parte del reyno Qaraqara así como valiosa infomación sobre la organización del Kolla Suyu, por esta acción su familia recibió el título de “Kapax” (Kapak = Grande ). Posteriormente su tatarabuelo Cápax Localarama refrendó frente a la corona española su autoridad sobre la ciudad de Copoata al reconocer su “obediencia a Vuestra Majestad” colaborado además para que también lo reconocieran otros señores como él, “…a lo cual ayudo este cacique y fue parte para que diesen (su obediencia) los demás principales” ((Ibídem))

Ayra continúa su relato diciendo que por parte de madre, su bisabuelo fue Inga Moroco, importate dirigente Qaraqara, quien aunque nativo de Charkas era inka por parte de madre, la Palla o princesa cusqueña Payko Chinbo hija del Sapa Inka Huayna Kapak que gobernó el imperio entre 1493 y 1525. Inga Moroco es importante pues fue uno de los señores étnicos que pagó el rescate de Manko, pero cuando éste último se retira a la ciudad de Wilka Pampa (Vilcabamba) para fundar el estado inka rebelde, decide reconocer a los españoles “...dando obediencia a Vuestra Majestad en nombre del Marqués Francisco Pizarro, sirviendo con mucha suma de oro y plata y proveyendo con sus indios de mucho bastimento al campo real“. Aunque mantiene contactos con Vilcabamba por lo que se cree que realmente era un agente doble. ((Tristán Platt y otros en “Qaraqara-Charka”. Instituto Frances de Estudios Andinos. Plural Editor))  Finalmente el hijo de Inga MorocoDon Francisco Ayra financia varias entradas del Virrey Toledo contra los Guaraníes que asolaban sus tierras aportando 500 soldados, 1.000 carneros de la tierra cargados de bastimentos y 700 pesos oro.

Para entender mejor hasta donde eran poderosos estos señores étnicos del  imperio comparemos sus aportaciones económicas con la renta de las familias en la España de la época.  Por ejemplo una persona con una renta de 5.000 maravedís sería una persona de clase media baja cuya renta en lo que atañe a su defensa personal solo le alcanzaba para comprar un escudo, una lanza, una espada y un casco. Mientras que una persona con una renta de 20.000 maravedís o más podía permitirse además de lo anterior adquiririr una espigarda, terrible arma de fuego de la época, verdadera tecnología militar punta y fuente de poder real en las Indias. En palabras de Alonso de Quintanilla, Contador Mayor del Reyno: ” ...é los que llegaren á veinte mil maravedís de  hacienda, en logar de la ballesta de acero, tengan una espingarda, con ciento  é cinquenta pelotas, y veinte libras de polvora”. ((Censo de población de las provincias y partidos de la corona de Castilla en el siglo XVI”, publicado por Tomás González en la Editorial Maxtor en 1829. Google Books digitalizó parte de la obra, incluyendo el interesante Apéndice II (pág. 94) Extractado por “Abre tus Libros))

 
Espingarda o Cañon de mano (derechos reservados Foro Militar) (( Los Tercios Españoles. Foro Militar General)) 

Teniendo en cuenta esto constatamos que  los 700 pesos oro que Don Francisco Ayra aporta en metálico para financiar la expedición militar que defiende sus tierras de los ataques guaraníes equivalen a 357.000 maravedís gastos logísticos aparte.  Por lo que entendemos  que su fortuna estaba muy por encima de la media.

PALLAS, MALLKUS E INKAS DEL SUR

Como se mantuvo el poder indígena después de la conquista

 

n este contexto van a producirse una serie de alianzas entre políticos y grupos de poder indígenas y europeos en el Kolla Suyu, principalmente en las capitales de los reinos de Charkas, Qaraqara, y Tukma, es decir en las ciudades de Chukisaka, Potosí y Tucumán, durante la primera mitad  del siglo XVI. Uno de estos acuerdos será  la alianza mediante casamiento entre la princesa inka Leonor Yupanky Palla y el conquistador vasco Juan Ortiz de Zárate,  alianza mediante la cual  se preservó la continuidad de la gestión de la Mit’a en manos de la élite indígena al precio de ceder derechos y legitimidad a los Ortiz de Zárate.

Tras el paulatino desgaste del poder inka en el gobierno del Tawantinsuyu el poder de algunos señores étnicos también llamados Mallkus no solo se mantuvo sino que incluso fue acrescentándose durante la Colonia. El mecanismo mediante el cual, inkas del sur como Inga Moroco o Mallkus como Francisco Ayra pudieron preservar su influencia y riqueza fue la alianza con determinados linajes y grupos de poder españoles, uno de ellos y que ahora nos ocupa se plasmó bajo la marca Yupanky-Ortiz de Zárate, encarnados en la carismática princesa inka Doña Leonor Yupanki y el conquistador y emprendedor Don Juan Ortiz de Zárate.

Según los testigos de la época parece que la pareja no solo se amaba sino que además conformó un magnifico tandem empresarial que generó negocios muy fructíferos. ((El casamiento y la herencia estuvo muy cuestionado por lo que generó una serie de denuncias y juicios que han permitido reconstruir su historia. En numerosos legajos y autos de la época han quedado reflejadas las opiniones de familiares, amigos y adversarios políticos de la pareja los cuales nos muestran muchas características de la unión y algunos de sus rasgos personales. Véase “Expediente sobre la princesa inca doña Leonor Yupanki“, 1570. Fuente primaria donde el Rey Felipe II reconcoe a Juana hija de Leonor como heredera universal y que contiene los testimonios de numerosos amigos y testigos en España y las indias. Publicado por IA Internet Archive. “Genealogías Argentinas” en la Revista del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas. Buenos Aires. 1945. Pag. 266. “El Casamiento de Juana Ortiz de Zárate” de Ignacio Garmendia. Ed. Crónica histórica colonial. 1916. Pags. 76, 101, 107). ))  Entre los activos que la parte inka de esta alianza aportó a la sociedad estaban los derechos de herencia sobre el usufructo de la Mit’a. Y siendo el derecho andino de tipo matrilineal, la transferencia de poder que la mit’a significaba recayó en este caso en Doña Leonor Yupanky Palla.

Recordemos que los componentes de la Mit’a no solo eran tierras, sino más bien personas en la tierra, es decir factor trabajo y know how, conocimiento basado en la experiencia ((El know how es el conocimiento basado en la experiencia. Es un concepto que define formas de transferencia de tecnología en el sentido más apmlio de bien cultural plausible de generar beneficios. Aunque es una expresión proveniente de la Economía utilizada sobre todo para definir relaciones económicas internacionales es muy util para entender el valor que tenía la mit’a en tanto dispositivo de explotación de los recursos naturales, sobre todo porque tanto políticos indigenas como europeos tambien la valoraban por)) por lo tanto los acuerdos previos realizados por los inkas en el Kollasuyu con las diversas comunidades locales debían ser mantenidos por los españoles si querían realizar una gestión eficaz de la riqueza que la Mit’a generaba. Estamos hablando de varios millones de trabajadores, de cientos de miles de cabezas de ganado, de inmensas zonas de cultivo y sobre todo, estamos hablando del Potosí.

Dado que el derecho de herencia inka era matrilineal, la figura de la heredera en cualquier alianza era un factor clave, por ello la institución de las Pallas o princesas inkas fue una pieza determinante en el modelo económico del imperio. Hay que comprender que lejos de ser simples instrumentos para la continuidad del poder, las Pallas eran ellas mismas parte del poder. Se trataba de jóvenes pertenecientes a las panakas del Cusco y preparadas para el liderazgo, que participaban en las decisiones políticas y muchas de las cuales destacaron por su perfil emprendedor. No eran personajes secundarios.

En su extraordinaria tesis de doctorado sobre la economía del kollasuyu, Ximena Medinacelli de la Universidad Mayor de San Marcos de Lima nos informa que las Pallas, agrupadas en cofradías y junto con otras indias ricas del Kollasuyu hacían ostentación de su riqueza en ocasión de las fiestas religiosas lo que les permitía mostrar su poder frente a los trabajadores indígenas. La investigadora llega a la conclusión de que el origen de la riqueza de las Pallas venía no solo de su herencia sino también de su entrenamiento para realizar negocios.

“En 1595 María Pako, india palla, compró 70 carneros de la tierra de algunos jefes de los pakajes para hacer sus transacciones. En 1639, en Potosí, en la correspondencia mantenida entre pallas y el capitán de mita de los Lupaka, encontramos varias pallas que se garantizaban entre sí en el manejo de bienes tan cotizados como Ají y Coca.” 

 

[box] En Vilcabamba, capital del último territorio del Tawantinsuyu independiente todavía bailan las pallas, 30 de Agosto de 2011. (Derechos Reservados Mylenis)[/box]

ste es el contexto en el que se movía la Palla Leonor Yupanki, casada con el adelantado Ortiz de Zarate y quien se transformó en el nexo entre dos épocas, permitiendo la continuidad de la Mit’a como organización que daba grandes beneficios a sus gestores.  Esta continuidad se vio refrendada cuando del matrimonio nació la heredera, Juana Ortiz de Zárate y Yupanki.

Lejos de ser un objeto de las decisiones de otros Leonor Yupanky, nacida en Cusco y educada en la universidad inka,  demostro a través de su larga vida su capacidad para gestionar las adversidades y llevar adelante la integridad de su empresa. Invirtió parte de la fortuna de su panaka en la financiación de un proyecto que los españoles denominaron “entradas para abrir las puertas a la tierra“, emprendimiento que coincidía con el plan estratégico inka de expansión sobre las tierras de los guaraníes y con el cual los Yupanki estaban involucrados desde antes de la invasión española. Uno de las consecuencias de este plan fue loque posteriormente se llamo conquista del Río de la Plata del cual su marido Juan fué precisamente el primer adelantado, y que luego continuarían su yerno y su nieto.  En este plan se incluía la creación de plazas militares –fundación de ciudades en la denominación española- que debilitaran el poder guaraní. Su colaboración no solo fue en metálico sino también a través de  la aportación de contactos con políticos andinos como los  Ingas Wallpa Roca, hombres, recursos logísticos  y know how.

Doña Leonor Yupanky sobrevivió a su marido el Adelantado Juan Ortiz de Zárate que murió en Asunción sin completar el plan.  Ella guió a su hija Juana para que se casara con Torre de Vera y Aragón un candidato compatible con sus objetivos y que continuaría la labor de su marido, gracias a este matrimonio se preservaban sus dominios en Charkas y norte argentino mientras su yerno actuaba directamente sobre el Río Paraná, corazón de las tekohas o ciudades guaraníes, atacándolas, asentándose en ellas y cambiando sus nombre guaraníes por  Buenos Aires y Corrientes.  Este fue un verdadero golpe maestro porque era desde estas ciudades de las cuales partían los ataques guaraníes que asolaban las  tierras altas de los Yupanki-Ortiz de Zárate y las de sus aliados Mallkus del altiplano.

Doña Leonor Yupanky sobrevivió incluso a la muerte de  su joven hija,  y aunque ya era una persona mayor protegió y guió a su nieto Juan Alonso de Vera y Zárate, para que mantuviera los objetivos de su “panaka”  ahora hispano-inka. Viajó con él a España para defender sus derechos, refrendar sus privilegios frente a la corona y en el fondo para dar continuidad de su proyecto por una generación más. También logró este objetivo, su nieto fue nombrado Gobernador del Tucumán, y al igual que su marido  y su yerno, adelantado del Río de la Plata. Junto a él paso sus últimos años de vida. ((  El historiador salteño Andrés Mendieta reseña este momento en la vida de Doña Leornor: “Juan Alonso nacido en Chuquisaca, en 1602, de la unión de Juan Torres de Vera y Aragón con Juana Ortiz de Zárate, contrajo enlace con Leonor de Zuñiga. Para presentar su probanza viajó a España acompañado por su abuela la Princesa Inka Palla Leonor Yupanqui, perteneciente a la realteza incaica. En su retorno a Buenos Aires el navío que lo trasladaba tenazmente estuvo cercado por filibusteros ingleses, holandeses y franceses que saqueaban los dominios españoles en el Nuevo Mundo.” véase “Los gobernadores de Salta, Juan Alonso de Vera y Zárate“. en la “Enciclopedia  digital de la provincia de Salta” Argentina. José de Guardia de Ponté Editor. 2010. ))

Desde el principio los Yupanki-Ortiz de Zárate tuvieron innumerables problemas que solucionar, y dos de ellos fueron críticos. El primero y por el lado europeo fue la validación de los derechos inkas en el marco jurídico español -cosa que se logró aunque con mucho esfuerzo al ser reconocida su hija Juana por el rey Felipe II como “mujer muy principal y noble, descendiente de los Ingas, señores que fueron del Perú”.   Aunque para ello tuvieron que pasar muchos años y sinsabores, desde el viaje a la península para negociar y pleitear, trasladando títulos y bienes en metálico hasta el robo de todo lo transportado en un ataque corsario, con naufragio y rapto incluidos.

El segundo gran problema y de carácter americano fue que los verdaderos gestores sobre el terreno de la Mit’a de los Yupanky-Ortiz de Zárate no eran los inkas como ella, ni los españoles como su marido, ambos al fin y al cabo extranjeros y conquistadores en el Kollasuyu, sino los señores étnicos, los Mallkus o dirigentes políticos y hacendados ricos como los que vimos poco antes, responsables de los distintos estados andinos que conformaban el conglomerado del Kollasuyu: Charkas, Lupakas y Tukmas por nombrar solo algunos.

Como veremos más adelante estos señores o Mallkus eran el gobierno de reinos y señoríos.  Gestionaban los inmensos recursos del granero del imperio y obviamente tenían sus propios intereses y problemas locales. Y uno de los cuales, tal vez el más grave de índole externa, eran las devastadoras invasiones guaraníes. Las cuales se producían a gran escala, asolando  periódicamente ciudades y creando una inseguridad insoportable en las zonas productivas que se vaciaban o se sobrecargaban con campos de refugiados de los pueblos huidos de las tierras bajas.

 En la próxima entrada: “El ataque de las tierras bajas

NOTAS BIBLIOGRAFICAS
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