La idea de la historia para los guaraníes

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[box] 1562. Rouen, Francia.

En el marco de la alianza tupi-guarani francesa, tres líderes guaraníes viajan a la corte del Rey de Francia y realizan posteriormente una larga entrevista con el filósofo Michel de Montaige exponiendo su pensamiento político y dejándonos su visión de la sociedad francesa del siglo XVI. Pero algunos historiadores los presentan como indios dominados ¿Por qué?[/box] .

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Retrato del Mburuvichá Quonambec jefe de la alianza militar Tamoyo que en 1567 firmó un tratado de colaboración con el gobierno francés a cambio de su apoyo contra las fuerzas de ocupación portuguesas

n su trabajo “Los Guaraníes, panorama antropológico” de 1987, la investigadora María Susana Colazo Investigadora del Instituto de Historia de la Universidad del Nordeste Argentino escribe:

“…la documentación más rica y abundante que ha retratado al indio guaraní de los tiempos etnográficos, corresponde al período que transcurre entre el siglo XVI y XVII. Sin embargo esas fuentes son bastante parciales porque el enfoque se ha hecho desde el punto de vista del hombre blanco, ya sea colonizador, ya sea del sacerdote. Es decir, los datos consignados responden a criterios muy distintos. Pero siempre desde la perspectiva del hombre blanco.”

Cuando en una investigación en ciencias sociales se cuelan categorías como “indio” u “hombre blanco” tenemos un problema. Porque más allá de los propósitos  esclarecedores  que el autor pueda tener lo más probable es que las conclusiones a las que se lleguen no nos permitan reconstruir un cuadro completo de las sociedades sobre las que se intenta echar luz, al menos no desde la óptica de la ciencia histórica actual a tono con un mundo globalizado y multipolar como el que tenemos en pleno siglo XXI.

Entendemos lo que la autora quiere decir, esto es, que las fuentes documentales del siglo XVI gracias a las cuales conocemos a los guaraníes de esa época no provienen de la propia sociedad guaraní y que esto debe ser tenido en cuenta para entender los datos. Pero al utilizar las categorías reductoras de “indio” y su opuesto “hombre blanco” la autora sigue cautiva de la misma visión que critica, pues utiliza ciertas categorías clasificatorias de su época, este es, finales del siglo XX,  que no existían en los protagonistas de los hechos, 500 años antes.

El guaraní del siglo XVI no es el indio colonial del siglo XVIII. En el siglo XVI los guaraníes no se consideraban a sí mismo “indios”, sino la auténtica humanidad, la fuente de la cultura, literalmente la luz que iluminaba el caos, en tanto portadores del conocimiento emanado de Ñamandú, quien a través de la palabra creaba el mundo.

Y veían al resto de sociedades, incluida la europea, desde una posición de superioridad, en tanto se percibían y de hecho eran, una sociedad poderosa y dominante. Así por ejemplo en 1562, en ocasión de la visita diplomática que tres líderes políticos guaraníes hicieran al Rey de Francia el filósofo y escritor Michel de Montaigne tuvo ocasión de entrevistarlos largamente, registrando la visión guaraní sobre la sociedad francesa y en particular  sobre la política de Francia. En las reflexiones de estos guaraníes del siglo XVI que están viviendo en Europa nos damos cuenta hasta donde ven la realidad europea desde un punto de vista guaraní, vemos la actitud de líderes maduros. No de “indios” dominados.

“Observaron -nos dice Montaigne- que había entre nosotros muchas personas llenas y ahítas de toda suerte de comodidades y riquezas; mientras que otros mendigaban de hambre y miseria, y que les parecía también singular que los segundos pudieran soportar injusticia semejante y que no estrangularan a los primeros, o no pusieran fuego a sus casas.”  (( Montaigne, Michael de. “De los caníbales” http://america116.blogspot.com.es/2005/05/montaigne-de-los-canbales.html ))

Pocos años después, en 1573 y en pleno Río de la Plata, el clérigo Martín Del Barco Centenera tiene la oportunidad de mantener largas discusiones de carácter teológico y político con el líder religioso Karay Yamandú de los guaraníes de las islas el cual se auto definía según su capacidad de guiar a su pueblo en el marco del Tekó Marangatú, el corpus teológico guaraní:

“(Asi como)el sol alumbra a oriente y occidente, así yo, Yamandú, a toda la gente. Aquesta cosa quiero sea bien sabida porque en vernos, ninguno sea alterado. Que aquesta tierra toda esta rendida a mi dicción, y yo la he sujetado”  (( Véase “La Argentina” de Martín Barco de Centenera. Pg. 240. ))

Vemos pues en los guaraníes del siglo XVI a una sociedad madura y con un fuerte ethos cultural, con líderes con capacidad crítica y visión estratégica. Lo cual se traducía en acciones expansivas con respecto al resto de sociedades a las que intentaban guaranizar, compitiendo incluso con el gran poder hegemónico de la época, el Tawantinsuyu inka.

Incluso hoy día en el discurso de sus Paí, los hombres de conocimiento, se sigue pensando en ese papel protagónico dentro de la historia humana, aunque ahora no sea de carácter político sino religioso, por eso los paí dicen: “nuestra responsabilidad es proteger el equilibrio del mundo, el día que acabemos nosotros, se acaba el mundo”.

Según lo expuesto vemos lo reduccionista que puede ser la utilización del concepto “indio” para designar a estos actores, habida cuenta de las asociaciones que este concepto tiene dentro y fuera de la construcción histórica en Latinoamérica.

Otro tanto podría decirse de la categoría “hombre blanco”. Los guaraníes utilizan la palabra “yuruá” para designar a los extranjeros, literalmente “bocón” o que habla demasiado. Este concepto es mucho más justo incluso para describir a los supuestos “hombres blancos”, dado que la invasión no fue realmente de “hombres blancos”, sino de un conglomerado formado por europeos y africanos a quienes acompañaron en pocos años sus hijos y nietos mestizos.

Lo que los guaraníes vieron desde finales del siglo XV fue la presencia cada vez mas frecuente de navíos holandeses, belgas, franceses, españoles, portugueses, ingleses y turcos. Vieron por tanto hombres blancos de pelo negro, rubio y pelirrojo. hombres morenos, árabes, mozárabes, cristianos, musulmanes y judeo conversos. Hombres negros, cristianos y animistas. Y con ellos interactuaron, viajaron, dialogaron, comerciaron, se emparentaron, lucharon e incluso, se los comieron.

 

[learn_more caption=”Dialogos de Montaigne y el Mburuvichá” state=”open”]

Michel des Montaigne y otro retrato del Mburuvicha Quonambec

En 1550, en la ciudad de Rouen un grupo de tupí-guaraníes hicieron una presentación sobre su cultura e intereses ante el Rey Enrique II, algunos de ellos se quedaron en Francia. En 1562 el escritor francés Michel de Montaigne tuvo oportunidad de entrevistar a un par de ellos, entrevista que quedo reflejada en su obra “De los Caníbales”. Muy interesante puede resultar leer un pasaje de dicha entrevista para comprender la visión que los politicos guaraníes tenian de la sociedad europea del siglo XVI, escribe Montaigne:

“Tres hombres de aquellos países, desconociendo lo costoso que sería un día a su tranquilidad y dicha el conocimiento de la corrupción del nuestro, y que su comercio con nosotros engendraría su ruina, como supongo que habrá ya acontecido, por la locura de haberse dejado engañar por el deseo de novedades, y por haber abandonado la dulzura de su cielo para ver el nuestro, vinieron a Ruán cuando el rey Carlos IX residía en esta ciudad.

El soberano los habló largo tiempo; mostrárenseles nuestras maneras, nuestros lujos, y cuantas cosas encierra una gran ciudad. Luego alguien quiso saber la opinión que formaran, y deseando conocer lo que les había parecido más admirable, respondieron que tres cosas (de ellas olvidé una y estoy bien pesaroso, pero dos las recuerdo bien): dijeron que encontraban muy raro que tantos hombres barbudos, de elevada estatura, fuertes y bien armados como rodeaban al rey (acaso se referían a los suizos de su guarda) se sometieran a la obediencia de un muchachillo, no eligieran mejor uno de entre ellos para que los mandara.

En segundo lugar (según ellos la mitad de los hombres vale por lo menos la otra mitad), observaron que había entre nosotros muchas personas llenas y ahítas de toda suerte de comodidades y riquezas; que los otros mendigaban de hambre y miseria, y que les parecía también singular que los segundos pudieran soportar injusticia semejante y que no estrangularan a los primeros, o no pusieran fuego a sus casas. Yo hablé a mi vez largo tiempo con uno de ellos, pero tuve un intérprete tan torpe o inhábil para entenderme, que fue poquísimo el placer que recibí. Preguntándole qué ventajas alcanzaba de la superioridad de que se hallaba investido entre los suyos, pues era entre ellos capitán, nuestros marinos le llamaban rey, díjome que la de ir a la cabeza en la guerra.

Interrogado sobre el número de hombres que le seguían, mostrome un lugar para significarme que tantos como podía contener el sitio que señalaba (cuatro o cinco mil). Habiéndole dicho si fuera de la guerra duraba aún su autoridad, contestó que gozaba del privilegio, al visitar los pueblos que dependían de su mando, de que lo abriesen senderos al través de las malezas y arbustos, por donde pudiera pasar a gusto. Todo lo dicho en nada se asemeja a la insensatez ni a la barbarie. Lo que hay es que estas gentes no gastan calzones ni coletos[/learn_more]

 

Otras Fuentes, otra Historia

Lo que nosotros intentamos en Historia de Latinoamérica es precisamente restituir la historia regional a una visión global. En este caso escribir la historia de los guaraníes teniendo en cuenta lo que ocurría en el resto del mundo en ese momento, lo que nos lleva directamente e re interpretar las propias fuentes.

En la actualidad, en un mundo multipolar y globalizado, no podríamos seguir usando categorías de investigación propias de la segunda mitad del siglo pasado cuando podemos enriquecer la construcción histórica mediante el acceso a la historia que los propios protagonistas desarrollaron y al mismo tiempo posicionarla en un contexto más amplio. Un contexto global.

Esta visión no es nuestra. En muchas universidades y centros de investigación alrededor del  mundo se esta construyendo una nueva historia. es un movimiento general y consecuencia entre otras cosas de las nuevas formas de comunicación global. Así por ejemplo el profesor Peters Stearn de la Mason University en Washington denomina a este movimiento “World History” y dice: “Necesitamos una historia que nos muestre como se han formado y actúan entre sí las diferentes tradiciones políticas y culturales del mundo”.

En lo que se refiere al descubrimiento de América por parte de los europeos, y por tanto el momento en que comenzamos a tener documentación escrita sobre los guaraníes, este autor escribe:

“El mayor desafío es que la llamada ¨Edad Moderna Temprana¨ se corresponde con una periodización estándar en la historia occidental que acrecienta el peligro de ver excesivamente el período en términos occidentales.

A algunos historiadores les preocupa la fecha de 1450 como inicio del período y aducen que principios del siglo XVI sería mejor para poner en relieve el hecho de que la inclusión de las Américas estaba ya en marcha y reconocer al mismo tiempo la importancia del Imperio Otomano que se vio confirmada con su victoria sobre el ejército egipcio con derrota de los mamelucos en 1517.

Pero por su parte los historiadores chinos han señalado que la fecha de 1450 no coincide con su propia periodización que se centra en el afianzamiento de la dinastía Ming a fines del siglo XlV”.  (( “Una Nueva Historia para un Mundo Global” Peter Stearns, Ed. Crítica. Barcelona. 2012. ))

Lo que se esta planteando no es más que la construcción de un marco teórico global al cual referir los acontecimientos históricos de todo el planeta y que ese marco sea al mismo tiempo acordado entre las distintas visiones de la historia.  Este es el contexto en que debemos preguntarnos  ¿Cuál es la visón de la Historia que tenían y tienen los guaraníes?

Porque la sociedad guaraní, como todas las sociedades del mundo, obviamente, era adulta, y plenamente desarrollada en el siglo XV -atendiendo a esa fecha global-mundial de 1450- y por tanto tenía en ese momento no solo sus modelos políticos y económicos sino también una visión de la historia. Es decir, los paí guaraníes al igual que los historiadores chinos, los amautas inkas, los escritores del renacimiento europeo, tenían la capacidad de construir un dispositivo mental que involucrara la memoria social. Que eso es la Historia y no otra cosa.

Bajo estas premisas para construir historia no es obligatorio escribir en caracteres latinos o utilizar la lógica cartesiana. Ni siquiera es necesario escribir. Tal vez se trate de una historia diferente, es cierto. Pero no por ello es menos Historia (con mayúscula).

Otro tema, distinto, de otra índole, es cómo hace la Ciencia Histórica actual para dialogar y llegar a acuerdos con las diversas ideas de la historia que están confluyendo y que se están poniendo poco a poco on line en todo el mundo en Asia, Africa, América o Europa.

Wera Tupa. Historiador guarani de hoy en día

Wera Tupa. Historiador guarani de hoy en día

Preservada en piedra, tela, papel o discos ópticos lo que busca el humano es mantener la memoria en el tiempo. Pero hay un material aún más cercano, un soporte físico que graba los hechos y que tiene sus propias reglas. El cerebro humano. Y los guaraníes, como la mayoría de las sociedades, almacenaban la información histórica directamente en las conexiones sinápticas de las neuronas.

Se trata de una opción deliberada, no fruto de una “incapacidad” cultural sino de una opción, de un modelo, que comporta una idea de la historia.

“Una vez dichas las cosas -dicen los guaraníes- quedan en nuestra mente, aunque los abuelos y abuelas ya no hablen, las cosas quedan. Uno ya no se olvida.”

Claro que para que las cosas queden es necesario estar en silencio, de allí que los yuruás, los que hablan demasiado, tengan que anotar las cosas.

A través de procedimientos mnemotécnicos los paí grababan y recuperaban esa información generación tras generación. Caminos, fuentes de alimentación, ciclos agrícolas, configuraciones de estrellas, política, antiguos líderes, sistemas clasificatorios, dioses. Esta información se transfería año tras año y daba continuidad a la sociedad. Comprender su naturaleza, acceder a ella, nos permitirá reconstruir más y mejor Historia.

 

 

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